sábado, 15 de octubre de 2016

15 de Octubre: Santa Teresa de Jesús, virgen y doctora de la Iglesia


TRANSFORMAR NUESTRA SOCIEDAD 
CON RESPETO TOLERANCIA  
E INCLUSIÓN

 REFLEXIÓN Y COMENTARIO: Rafael Guidotti Iubini,  un laico comprometido

Hoy celebramos la fiesta de santa Teresa de Ávila. La Buena Noticia, proclamada en el día de esta 1ª doctora de la Iglesia, nos recomienda la sencillez de niños, a fin de ponernos en manos del Padre: « De los niños había dicho Jesús: «Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos» (Mt 19,14). Ser como niños no significa permanecer en un infantilismo psicológico permanente. El niño es aquel que se deja guiar con docilidad por la mano del padre. El niño descubre a cada paso aquello que los padres le muestran. Todos los niños dan sus primeros pasos cogidos de las manos amorosas de unos padres Vengan a mi…” (11,28a).
 En estas palabras, Jesús hace una invitación directa a todos sus oyentes para que se hagan sus discípulos. Éstos son los que “están fatigados y sobrecargados” y el seguimiento reposarán: “…y yo les daré descanso”.
 Los términos que utiliza Jesús no son las típicas “frases de cajón” o lemas publicitarios, que dicen bellas frases para captar incautos que tarde o temprano terminarán desilusionados con promesas de felicidad que nunca vieron cumplir..  En la literatura sapiencia bíblica notamos frases de este tipo: “Vengan a mí” (Eclesiástico 24,19; 51,23), “Tomen mi yugo” (Eclesiástico 6,24-25; 51,26), “Encontrarán descanso” (Eclesiástico 6,28).
 Entre los fariseos del tiempo de Jesús (y aún un poco después), se hablaba de “tomar el yugo de la Ley” como una manera de describir la decisión de asumir la Palabra de Dios como norma de vida. El “yugo”, como sucede en el caso de los bueyes, hace inclinar la cabeza y da docilidad.
«Has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños» Como el estudio de la Palabra, la habían convertido en algo extremadamente jurídico y complicado, el “yugo” de la Ley del Señor se había convertido en un fuerte peso para el pueblo que se sentía “fatigado y sobrecargado” por ella.
 “Tomad sobre vosotros mi yugo” (11,29a). El evangelio de Jesús revelado a los pequeños es el nuevo “yugo” que no oprime sino que libera. El evangelio está hecho no para aplastar sino para levantar. Curiosamente, al retener un término que ya empezaba a sonar peyorativo para la gente, el de “yugo”, Jesús exprime el mejor de sus sentidos: Jesús no sobrecarga sino que intercambia con nosotros su carga: Él toma nuestros fardos pesados de la vida sobre sus hombres y a cambio nos da su corazón “manso y humilde” (11,29b).

Jesús toma nuestras preocupaciones y dificultades. Pero también toma los mismos caminos que tenemos para acceder a Él y los hace posible con la fuerza de su Espíritu. Nos entrega luego la “carga” de la misión, del anuncio de la Buena Nueva del Reino, las tareas que provienen de la voluntad amorosa del Padre sobre el mundo, para que le ayudemos a concretarla en la historia que día a día construimos y amasar así la masa con la levadura del Reino (ver 13,33).

Una vez más Jesús nos invita a acogerlo con sencillez, esta vez con una bella novedad: Él nos acoge primero con todo lo que tenemos y nos sumerge en la dulzura de su corazón. Es así como viviremos siempre unidos a Él, teniéndolo como apoyo que da “reposo” a nuestro corazón inquieto y como modelo (“aprended de mí”) que inspira nuestra vida.

 Meditemos ahora el texto del evangelio y  tomemos conciencia, mediante la acogida reposada de la Palabra, sobre la forma como estamos viviendo y accediendo a la revelación de Dios en la persona de Jesús: qué efectos tienen en nosotros la escucha diaria de la Palabra, la celebración eucarística, los diversos compromisos que tenemos con los hermanos en el nombre e Jesús y que nos ponen en contacto diario con su presencia sacramental en medio de nosotros.

 Esforcémonos por no caer en la actitud de los fariseos, quienes pretendiendo cumplir un montón de preceptos y normas para conocer verdaderamente a Dios, se olvidaban que la forma más sencilla y humilde era la más eficaz: el sabernos amados en nuestra miseria y comprendidos en nuestras crisis, pero sobre todo, acogidos en amor de su adorable Corazón. Es en la transparencia de su corazón donde leemos el evangelio y recibimos el “yugo” que le da sabiduría a nuestras vidas.

 Reflexión personal

• ¿Qué es lo que nos causa tensión, y lo que nos da paz? Para ti, vivir en comunidad ¿es fuente de paz o de tensión?
• Estas palabras de Jesús, ¿cómo pueden ayudarnos a ser un lugar de descanso para nuestras vidas?

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